domingo, 4 de julio de 2010

Duendes en Puebla...






Cuando era chico, escuchaba siempre muchas historias, historias de humor, de politica de miedo, curioso pensar en esas dos palabras seguidas una de otra.
Y cuando era chico, vivia en Puebla, es un espacio de tiempo como perdido por todo mundo, es esa edad entre los 3 y los 6 años que uno recuerda en ocasiones de forma muy vivida y en ocasiones de forma casi pecaminosa - claro que como seria pecaminosa a esa edad- ahora me acuerdo que me corte las pestañas una vez, y otra vez me tire un diente al chocar contra la frente de un compañero en la escuela ... ¿como se llamaba? era o Insurgentes o Heroes de algo, mmmm no me acuerdo en fin, fue cuando tome por primera vez un fusil entre mis manos, cuando iba a representar en una obra de teatro a alguno de los "Heroes Nacionales"...
Recordando llegue al lugar donde me hospedo
Con las calles vacias, en gran medida por la abstinencia obligatoria, debido al proceso electoral del domingo.
La lluvia ayudaba un poco, pero de verdad se ve tan hermoso, el adoquin brillante por el agua, las farolas difuminan su luz a lo lejos, se respira a tierra, de esa que seguro han guardado las iglesias que ademas de los azulejos, tienen adobe, y seguro el aroma viene de ahi...



Como no pensar que en una casona, de esas viejitas, como las que conozco de Querétaro, con su patio central lleno de plantas en el varandal que rodea el patio, con un domo que apenas y permite escuchar las gotas que caen en el, suerte que no llueve tan fuerte.
Al tocar el timbre de el lugar abre con una sonriza quien esta encargado, y me permite la entrada...
En este momento me acorde tanto de Aura, es novela que mas que llevarme me ha hecho tanto perderme en este tipo de casas, llegue a mi habitacion, que no cuenta con ventanas al exterior mas que un domo minusculo en el alto techo del baño, mi cuarto, que mas bien fue algun pasillo, y ahora con una puerta con vidrios translucidos que permiten que no me encuentre totalmente a oscuras, me da la privacidad necesaria para dormir.
Dormir! no puedo dormir, oigo pequeñas misadas al rededor de mi cuarto, si al rededor de mi cuarto, como, si ese fue un cuarto contiguo al otro y con paredes gruesas, tan gruesas como aquellas de la casa vieja de Ocotlan que aveces visitaba... esa donde salian los murcielagos en la noche por los pasillos, aqui no hay murcielagos, y si los hay estan muy bien educados, porque no molestan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Barandal....no varandal

Anónimo dijo...

Sonrisa.....no sonriza

La vecina. dijo...

Realmente me es grato leerlo,después de conocerle por mera causalidad. Es verdad ese dicho que dice:caras vemos...(y ahora agregaría) talentos no sabemos! Aaa..por cierto las faltas de ortografía son a propósito,hacen énfasis de lo especial y único del escritor,hoy en día es moda escribir asi.... 27.08.16